Mujer tuvo a su hijo 54 días después de haber sido declarada con muerte cerebral
Los doctores han dicho que él no tiene ningún problema de salud, y que la única máquina conectada a su cuerpo es la sonda que lo alimenta. Karla había sido declarada con muerte cerebral 54 días antes de que su hijo naciera. Tenía 22 años y en el hospital la describieron como una joven “vibrante".
Karla había sido diagnosticada con artritis reumatoide desde muy joven, una enfermedad que afecta las articulaciones, y le habían dicho que quizás no podría tener hijos. Sin embargo, ella ya había tenido con éxito a su primera hija y continuó tomando medicamentos con el fin de poder tener a un segundo.
Angel nació el 4 de abril y su madre murió dos días después. Su nacimiento exitoso fue motivo de alegría, pero también se sintió un gran pesar debido a la muerte de la joven. En febrero, Karla comenzó a experimentar fuertes dolores de cabeza y otros malestares, hasta que un día cayó desmayada en su casa y fue llevada de inmediato al hospital. En un establecimiento médico de Nebraska, los doctores determinaron que había sufrido una hemorragia intercraneal y que su cerebro había muerto.
A pesar de todo, dijeron que habían posibilidades de salvar al bebé, que en ese minuto tenía 22 semanas de vida. El proceso fue arriesgado, ya que hay muy pocos casos parecidos. Prácticamente, los doctores estaban improvisando, pero necesitaban salvar la vida de Angel. Al final, el pequeño nació sano y a salvo, a las 30 semanas de gestación. Luego del parto, su abuela, la madre de Karla, lo sostuvo en sus brazos.
Karla había sido diagnosticada con artritis reumatoide desde muy joven, una enfermedad que afecta las articulaciones, y le habían dicho que quizás no podría tener hijos. Sin embargo, ella ya había tenido con éxito a su primera hija y continuó tomando medicamentos con el fin de poder tener a un segundo.
Angel nació el 4 de abril y su madre murió dos días después. Su nacimiento exitoso fue motivo de alegría, pero también se sintió un gran pesar debido a la muerte de la joven. En febrero, Karla comenzó a experimentar fuertes dolores de cabeza y otros malestares, hasta que un día cayó desmayada en su casa y fue llevada de inmediato al hospital. En un establecimiento médico de Nebraska, los doctores determinaron que había sufrido una hemorragia intercraneal y que su cerebro había muerto.
A pesar de todo, dijeron que habían posibilidades de salvar al bebé, que en ese minuto tenía 22 semanas de vida. El proceso fue arriesgado, ya que hay muy pocos casos parecidos. Prácticamente, los doctores estaban improvisando, pero necesitaban salvar la vida de Angel. Al final, el pequeño nació sano y a salvo, a las 30 semanas de gestación. Luego del parto, su abuela, la madre de Karla, lo sostuvo en sus brazos.
