Este chico murió unas horas después de hacer un gran acto de generosidad a una extraña
Knighten estaba haciendo compras en un supermercado en Carlsbad, California, el pasado 10 de noviembre junto a su pequeña hija de cinco meses de edad, Wyatt, que estaba llorando por cansancio, se sentía incómoda. Cuando se disponía a pagar sus compras, la transacción salía negada. Lo intentaron varias veces pero no funcionaba, detrás había una larga fila de personas y su bebé estaba muy irritada.
Recientemente ella había llegado de visitar a su familia en Toronto, Canadá, y no recordaba que había tenido que bloquear su tarjeta de crédito por un caso de fraude. Le preguntó al cajero si podía retener sus productos mientras ella corría a buscar otra tarjeta con la que pudiera pagar. Pero sería mucho tiempo, entonces ella comenzó a comunicarse con el banco pero para colmo, su teléfono se quedaba sin batería.
Matthew Jackson, un joven de 28 años, estaba presenciando todo y se ofreció a pagar su factura pero cuando le preguntó ella se negó. Él insistía hasta que accedió y pagó su compra de 200 dólares. Él le dijo que no quería nada a cambio, sino que hiciera lo mismo por otra persona. Knighten describe que en ese momento sintió como si hubiera recibido un abrazo, un fuerte abrazo de oso.
Knighten le preguntó su nombre y su lugar de trabajo para contactarlo posteriormente y al cabo de una semana llamó al lugar de trabajo del joven. Pensaba preguntar su apellido y enviarle una tarjeta de agradecimiento y un regalo. Él trabajaba como entrenador en un gimnasio, LA Fitness, por lo que probablemente pagar una cuenta de 200 dólares pudo haber afectado su presupuesto mensual.
“Cuando escuché llanto del otro lado de la línea mi corazón se inundó de dolor, me di cuenta que algo andaba mal. Su jefe me informó que este gran ser humano había sufrido un trágico accidente automovilístico donde perdió la vida”. Ni siquiera habían pasado 24 horas de haberlo conocido, “¿Cómo?, ¿Por qué?, no entiendo” escribió Knighten en su perfil de Facebook.
El auto de Matthew, un Ford Fiesta, colisionó contra un árbol en un complejo comercial al final de Oeste Vista Way, no muy lejos de donde ambos se conocieron. Sus dos amigos que viajaban con él resultaron heridos, pero están fuera de peligro. Jackson había asistido a la Universidad Liberty en Virginia y luego se trasladó a San Diego para visitar a su novia desde hace varios años, con quien planeaba contraer matrimonio.
y Twitter llamada “El legado de Mathews” para promover actos de generosidad con extraños, tal como este joven se lo pidió cuando la sacó de su apuro en aquel supermercado. La receptividad de la gente ha sido grandiosa; personas en Escocia, en Wisconsin, en Australia,…
Su madre LeeAnn Krymow asegura que esos actos de solidaridad definían a Mathews. “Le encantaba ser amable, no era más que un niño muy especial, lindo, inteligente, talentoso, un gran músico. Uno se pregunta por qué suceden estas cosas a la gente buena.”
Hay una anécdota que muestra cómo la solidaridad ha llegado hasta la familia de este ángel. Cuando su hermana y su cuñado viajaron desde Phoenix, Arizona, para asistir a su funeral, se detuvieron en la ciudad de Yuma para comer algo junto a sus cuatro pequeños hijos. Pero cuando iban a pagar la cuenta, recibieron una sorpresa: alguien ya lo había hecho por ellos.
Recientemente ella había llegado de visitar a su familia en Toronto, Canadá, y no recordaba que había tenido que bloquear su tarjeta de crédito por un caso de fraude. Le preguntó al cajero si podía retener sus productos mientras ella corría a buscar otra tarjeta con la que pudiera pagar. Pero sería mucho tiempo, entonces ella comenzó a comunicarse con el banco pero para colmo, su teléfono se quedaba sin batería.
Matthew Jackson, un joven de 28 años, estaba presenciando todo y se ofreció a pagar su factura pero cuando le preguntó ella se negó. Él insistía hasta que accedió y pagó su compra de 200 dólares. Él le dijo que no quería nada a cambio, sino que hiciera lo mismo por otra persona. Knighten describe que en ese momento sintió como si hubiera recibido un abrazo, un fuerte abrazo de oso.
Knighten le preguntó su nombre y su lugar de trabajo para contactarlo posteriormente y al cabo de una semana llamó al lugar de trabajo del joven. Pensaba preguntar su apellido y enviarle una tarjeta de agradecimiento y un regalo. Él trabajaba como entrenador en un gimnasio, LA Fitness, por lo que probablemente pagar una cuenta de 200 dólares pudo haber afectado su presupuesto mensual.
“Cuando escuché llanto del otro lado de la línea mi corazón se inundó de dolor, me di cuenta que algo andaba mal. Su jefe me informó que este gran ser humano había sufrido un trágico accidente automovilístico donde perdió la vida”. Ni siquiera habían pasado 24 horas de haberlo conocido, “¿Cómo?, ¿Por qué?, no entiendo” escribió Knighten en su perfil de Facebook.
El auto de Matthew, un Ford Fiesta, colisionó contra un árbol en un complejo comercial al final de Oeste Vista Way, no muy lejos de donde ambos se conocieron. Sus dos amigos que viajaban con él resultaron heridos, pero están fuera de peligro. Jackson había asistido a la Universidad Liberty en Virginia y luego se trasladó a San Diego para visitar a su novia desde hace varios años, con quien planeaba contraer matrimonio.
y Twitter llamada “El legado de Mathews” para promover actos de generosidad con extraños, tal como este joven se lo pidió cuando la sacó de su apuro en aquel supermercado. La receptividad de la gente ha sido grandiosa; personas en Escocia, en Wisconsin, en Australia,…
Su madre LeeAnn Krymow asegura que esos actos de solidaridad definían a Mathews. “Le encantaba ser amable, no era más que un niño muy especial, lindo, inteligente, talentoso, un gran músico. Uno se pregunta por qué suceden estas cosas a la gente buena.”
Hay una anécdota que muestra cómo la solidaridad ha llegado hasta la familia de este ángel. Cuando su hermana y su cuñado viajaron desde Phoenix, Arizona, para asistir a su funeral, se detuvieron en la ciudad de Yuma para comer algo junto a sus cuatro pequeños hijos. Pero cuando iban a pagar la cuenta, recibieron una sorpresa: alguien ya lo había hecho por ellos.
Es una historia muy emotiva, pero también inspiradora. ¡Compártela y no olvides siempre hacer el bien sin mirar a quién!
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